Expansión para el estupendo Amyitis
de Ystari Games aparecida en 2009, dos años
después del juego base. Está incluida dentro de la “Ystari Box”, que también
contiene suplementos para otros títulos de la marca francesa como Sylla, Caylus Magna Carta, Yspahan
o Mykerinos, aunque a mí me la
regalaron “suelta”. Su contenido es sencillo: un mazo de 20 cartas de
trabajadores que sustituye al original (además, son de mucho mayor tamaño) y
que incluye dos nuevos personajes, el Cortesano y
el Noble, un pequeño tablero de Palacio, y las reglas para usar todo esto.
Los jugadores tienen ahora una
ficha de su color en el contador que hay en el Palacio. Al coger la carta de
cortesano, ganan 1 punto de prestigio y avanzan 1 casilla en el Palacio. Este
contador se tendrá en cuenta desde el segundo turno, antes de que los jugadores
realicen sus acciones. En ese momento, se mira la situación de las fichas de
los jugadores en el Palacio: aquel más adelantado podrá elegir uno de los
cuatro “poderes” o habilidades que
proporciona el nuevo tablero: ser el próximo jugador inicial, realizar la
procesión en lugar del último jugador, hacer un reclutamiento gratuito o
avanzar 1 casilla en el Palacio y obtener una moneda. El segundo jugador más
adelantado en el contador del Palacio cogerá una de las tres habilidades que
sobren, y así con todos los jugadores que tengan fichas en el contador. En caso
de que haya fichas empatadas, la que esté más arriba (la última en llegar) en
una casilla va antes.
El personaje del noble es
especial, ya que no tiene carta (está representado por una ilustración en el
tablero del Palacio) y siempre está disponible: cualquier jugador puede
reclutarlo y pagar 2 monedas para avanzar 2 casillas en el contador del
Palacio.
Considero que Amyitis es un juego redondo y bien hecho
que no necesita de mejoras –con la posible excepción de la presentación de
algunos componentes–, por lo que lo único que encuentro que aporta esta expansión
The Palace es la posibilidad de variar un
poco las partidas a aquellos jugadores a los que, quizá por el uso continuo del
juego, se les pueda hacer repetitivo, o a quien quiera probar su variante por
mera curiosidad.
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