sábado, 19 de mayo de 2012

The Battle of Stalingrad

Interesante y curioso proyecto el que nos propone Turning Poing Simulations: crear una colección de juegos de tablero basándose en el libro Twenty Decisive Battles of the World, de Joseph B. Mitchell y Edward Creasy, y escogiendo cada uno de los conflictos del volumen para trasladarlo al mundo del wargame. Cada título está diseñado por un autor diferente y no reúne necesariamente un reglamentos común o genérico con el resto. La única premisa que compartirán todas las entregas será su sencillez, tanto en presentación como en complejidad. Está programado que la gama se complete a lo largo de cinco años, a razón, pues de cuatro juegos por año, existiendo un vigésimo primer título extra para aquellos que compren la colección completa de golpe.

Los cuatro primeros juegos en aparecer este 2012 han sido o van a ser The Battle of Tours, Joan of Arc´s Victory, Poltava´s Dread Day y este The Battle of Stalingrad que ya está en mis manos, creado por Hjalmar Gerber. Es en realidad el nº 20 de la colección, ya que están ordenados cronológicamente, aunque no en orden de aparición.

Tablero con el despliegue inicial

Tablero, componentes y presentación
Para los que no lo sepan, Turning Point Simulations pertenece a los editores de la revista especializada Against the Odds y, ciertamente, esta nueva colección de 20 batallas decisivas casi se puede considerar una especie de variante algo más lujosa de los juegos que acompañan a la mencionada publicación. The Battle of Stalingrad se presenta en un curioso formato: una bandeja de plástico negro semiduro con compartimentos para las fichas, con una tapa también de plástico pero transparente para cubrirla. Sobre esta, una cubierta en papel con la ilustración de portada y extendiéndose a la contraportada, y un precinto que, una vez abierto, deja la anterior hoja suelta. Dentro de la bandeja/caja encontramos el resto de componentes del juego: reglamento, dados, fichas a destroquelar y varias láminas para organizar los ejércitos y los turnos.

El mapa es muy sencillo y pequeñito, de tan sólo 28 x 43 cm, sobrio pero efectivo en lo que a estética se refiere y, además, montado en cartón duro. A pesar de todo, la mesa de juego acaba bastante llena al desplegarse las tres láminas tamaño folio de las que dispone cada uno de los jugadores. Las fichas de unidades son funcionales antes que especialmente bonitas. Sorprende que el ejército alemán y sus aliados vengan en un color blanco, en lugar de su habitual gris (¿cuestión de economizar?). Una vez más, nos encontramos con que la bandera nazi ha sido censurada, algo que me parece muy lamentable en juegos que presumen de rigurosidad histórica.

Las dos plantillas para organizar el ejército soviético

Organización y movimiento
El juego propiamente se adapta a la premisa de la serie de ofrecer wargames de reglamento y mecánicas sencillos. Al principio parece lo contrario, y las reglas asustan con las advertencias iniciales, pero en general es fácil de entender para cualquier persona que haya jugado a algún juego de este tipo. Personalmente me chocan algunas características más atípicas o que yo había visto menos, como que la composición de las unidades y su fuerza de combate se lleven aparte en unas hojas que se mantienen en secreto. Así, en el mapa vemos las unidades de cada jugador con sus factores de movimiento (hay varios), pero no sabemos su fuerza real ni los efectivos que las apoyan (tanques, artillería, etc) hasta que combatimos con ellas. Esto obliga a los jugadores a estar consultando las mencionadas plantillas constantemente, y puede ser la única y pequeñísima traba que tiene el juego, que quizás pierda un poco de agilidad por ello.

Debido al modesto tamaño del tablero, no hay una cantidad exagerada de fichas sobre él, más aún cuando se suelen apilar unas con otras para constituir grupos más fuertes. El movimiento sobre el mapa es también muy limitado, existiendo básicamente dos factores diferentes según se vaya a mover de manera normal, o según se vaya a atacar, salir o entrar en zona de control o en terreno dificultoso (básicamente ríos). El jugador alemán dispone de un tercer factor de movimiento que puede utilizar dentro de la zona sombreada en gris en el tablero. Algo más complicado resulta el movimiento entre éste y una serie de casillas especiales que representan zonas geográficas fuera del mapa como el Cáucaso.

Hoja para el soviético con el contador de turnos, refuerzos, reserva, etc...

Combate, objetivo y valoración
El combate es también bastante estándar: ambos bandos suman la fuerza de las unidades que se encuentran en un mismo hexágono, añadiendo también la de sus efectivos. Se divide la fuerza del atacante por la del defensor y el resultado nos da la tabla en la que los dos mirarán (es decir, el defensor también responde). La única diferencia es que cada uno mirará en la fila correspondiente a la fuerza de sus unidades. Se aplican algunos modificadores como cruzar río, luchar en ciudad o la existencia de artillería antitanque, aunque éstos sólo afectan a los efectivos, nunca a las unidades propiamente (otra curiosidad del juego).

Hacia el final de nuestra partida, los alemanes se acercan a Stalingrado,
mientras que los rusos se aprestan a defenderla.
El objetivo final del jugador alemán será alcanzar el Volga o cualquiera de sus dos ciudades principales, Stalingrado y Astracán. Además, puntuará por varios objetivos secundarios y el resultado total determinará el impacto de su victoria, que puede resultar menor, material o decisiva.

Mencionar también que hay una ligera diferencia entre la secuencia de juego de rusos y alemanes, recibiendo refuerzos y reemplazos antes de mover y atacar los primeros, y haciéndolo tras haber movido y combatido los segundos.

Como valoración final, decir que este The Battle of Stalingrad es un wargame sencillo y chulo que puede servir casi hasta para iniciarse en esta variante lúdica. Se puede jugar en una tarde, y personalmente sólo echo de menos una presentación algo más trabajada, principalmente en el mapa y en la “caja” en la que viene el juego. Hubiera preferido una de cartón, pero hay que entender y asumir lo humilde de muchos de estos proyectos de un mundo tan minoritario como es el wargame. Aún con todo, voy a seguir en un primer momento la colección, y hasta es posible que la complete.

No hay comentarios:

Publicar un comentario